Los años 30 fueron momentos de mucho
glamour y así se reflejó en la moda de pasarela y de la calle. En la época se
impusieron las faldas hasta la altura de la rodilla y los trajes de chaqueta
muy entallados destacando la silueta femenina, se utilizaban también los
sobreros elegantes y zapatos de tacón. Los colores que predominaban eran
el blanco y el negro combinados entre sí.
La ropa de día había sido más decorativa que
práctica. Pero entonces, las mujeres empezaron a llevar una vida más ocupada y la moda reflejó
ese cambio. La escasez de dinero obligó a las mujeres a renunciar a los
caprichos de la moda y a buscar otras maneras de ser elegantes. Los
complementos asumieron un papel importante. Los broches, pendientes y anillos,
fueron la alternativa a las joyas preciosas que sólo las clases altas podían
permitirse. Los guantes tambien añadían un toque esencial. La moda dictaba que
los sombreros se llevaran ligeramente ladeados, la boina reemplazó al sombrero
cloche, y aunque los casquetes tambien eran populares, el turbante se convirtió
en el complemento estrella del momento.